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El sapo

“Cuentan que un día el sapo ensayaba sus mejores canciones a la orilla de una charca. Se estaba preparando para la gran fiesta de los animales, que sería al siguiente en lo más profundo de la selva. El águila, que pasaba por allí, se detuvo a saludarlo…” Así comienza esta leyenda que te explicará por qué los sapos tienen ese aspecto aplastado, con los ojos desorbitados y la piel llena de abolladuras.